Todo comenzó, con el parcial de sistemas de propulsión, yo como siempre y para no perder la costumbre llegando media hora tarde, y luego de recibir la típica regañada del gran profesor Don Carlos, pude darme cuenta que no había estudiado mucho... Pero ya que más da...
Siguió el almuerzo: camarones en salsa rosada, ahuacate con tortilla y cuajada, carne asada, coctel mixto de mariscos, sopa de gallina y aquel delicioso fresco de sandía, y sobre todo el toque inigualable de incoherencias habladas causada por la alegría que todo habia llegado al final...
Dormir hasta roncar por última vez en aquel piso tan añorante fue lo que siguió en el itinerario de aquel día... Despertar y comenzar a desesperarse por querer hacer el último parcial fue lo que quizas, comenzó a desatar una cadena de actos insurrectos, querer robarse aquella señal, querer matar aquel inocente gato, comprar la metralleta para luego reventarla, querer robarse la cabina del teléfono público, entre otras cosas, creo que era el inicio de un buen final del día...
Terminó el parcial, ya caída la noche el profesor nos tomó la foto del recuerdo y mientras hablabamos y chistabamos de cualquier cosa menos de nada, comenzamos a reventar cohetes, los cohetes de aquella metralleta que habíamos comprado, claro, sentirse ser las únicas alma en pena que rondan la universidad a tal hora del día... como que te hace sacar ese tipo de deseos... de tirar y reventar cohetes en las aulas que te vieron nacer a la vida universitaria... Se llegó la hora de partida, nos despedimos todos, y con los únicos dos vigilantes que nos observaban pendientes de cualquier locura que podriamos hacer, esperamos el momento justo en que estaban distraidos y viendo una de las aulas magnas todos sentimos que era una revelación en la que algún ser extraño, nos pedía que pusieramos ahi la humilde metralleta de un metro... No sé si sentirme mal o sentirme afortunado, pero sentía el llamado de ser quien daria fuego a la mecha del pirotécnico producto... Y así fue.... Corrí mientras se escuchaba por toda la universidad la explosión de aquellos cohetes fabricados en cojute y yo reia como una cabra loca... me subí al carro, todos los demás vehiculos de mis compañeros habían salido ya y al igual que yo seguramente, reían como demonios que orinan sobre tumbas de santos, pero a nosotros, no nos dejaron salir, nos cerraron el portón de la universidad y el vigilante, nos preguntó si eramos quienes habiamos causado tal ruido de explosiones de pólvora y luego de haberle dicho que lo más probable era que habian sido quienes habían salido ya... Nos amenazó diciendonos que quien haya sido la había regado ya y que lo iban a sancionar para el próximo año.... (jajaja)
Y qué mejor manera de terminar el día que tomar la carretera que va hacia fuera de san salvador y llegar a santa ana a seguir disfrutando con amigos que ya hacía un buén tiempo no veía....
Estoy más que seguro que 21 de diciembre sera una fecha memorable por la que probablemente al recordarla me sacará más de alguna risa de aquellas que te hacen sonreir sólo y con cara de maldad.... y de hecho... lo acabo de hacer.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario