viernes, abril 04, 2008

El eterno dilema de hondureños y salvadoreños.

"Guerra del fútbol", "Guerra de 100 horas", han sido los sustantivos designados al último conflicto bélico entre El Salvador y Honduras en el año de 1969. Si bien es cierto, hay algunos que siguen pensando que la guerra comenzó por aquel triunfo de la selección salvadoreña de fútbol sobre la honduereña, la realidad es que todo comenzó por una reforma agraria del gobierno hondureño de aquel entonces; El Salvador, al parecer, se ha caracterizado desde siempre, por su alta densidad poblacional, por lo que en aquel entonces, al ver al paós vecino, Honduras, con tantas tierras fértiles las cuales nunca trabajaban, comenzaron a invertir en comprar tierras para algodoneras, y otros cultivos, Honduras, temía que al cabo de unos años, los salvadoreños se adueñaran de gran parte de sus tierras.

Veo el día de hoy uno de los periódicos con más circulación en el país, donde han traido de forma cómica, lo que probablemente algunos salvadoreños estarán pensando como opción para trabajar en las tierras.. tierras extranjeras claro, pues acá ya no cabemos.



El problema es que aquel decreto en la reforma agraria de 1969, donde finiquitaba que algún extranjero pudiera comprar tierras hondureñas, aún esta vigente. Carajo! yo quiero tierras para plantar maní!!! :( A lo mejor la clave será casarme con una hondureña....

(Mary! ¿Dónde estás? jeje)


Es interesante la explicación que hacen en cuscatlan.com, donde narran de forma vivida lo sucedido en aquel entonces.

Salarrué y sus cuentos

Quién se dice ser salvadoreño, debe ser probado en la comprensión de más de alguno que otro cuento de Salarrué, en caso que no lo entienda, merece la muerte (ja), o al menos que se cambie de nacionalidad...

"Cuentos de barro", y "Cuentos de cipotes", son alguna de las obras más renombradas de este escritor salvadoreño, oriundo de la ciudad de los cocos, sonsonate. Siempre que leo un cuento suyo, se me hace obvia la escena que quiso plantear en sus relatos, y es que su forma poética, gráfica y narrativa te hace viajar hacia lugares surrealistas o casi tangibles.

He aquí uno de los cuentos de cipote, que más que para cipotes, son narraciones filosóficas con un trasfondo de reflexión para que los adultos comprendan... Que es lo que queremos y no queremos...



Me emocionó la idea que pronto podremos ver muchos más de estos cuentos traidos a una pantalla, en forma animada.

"En cada adulto hay un niño del recuerdo, como en cada niño hay un adulto de esperanza. Allí duermen todo el tiempo... El cuento de cipotes es la magia que provoca al adulto que hay en el fondo del niño para consolar al niño que hay en el fondo del adulto..."


Enlace: Revista digital Contrapunto